10/29/2019
Nochebuena
por el Rev. Dr. Neal Presa

24 de diciembre: Isaías 9,2-7; Lucas 2,1-4 (15-20)
En esta Nochebuena, estos textos familiares de Isaías 9 y Lucas 2 suelen representarse con coros de iglesia que cantan el "Mesías" de Haendel, o con lindos niños disfrazados que interpretan a María, José, el ángel, los pastores, algunos animales, por un lado, y la enormidad de la noticia del nacimiento de Jesús, que se medita en el silencio del corazón de María, por el otro.
Lo que las congregaciones, las cantatas corales y las representaciones dramáticas de estos dos textos intentarán hacer es entrar en el silencio del retiro de María, el diálogo entre los pastores y el viaje de José a Belén para el censo. Esto se combinará con el júbilo de voces y rostros sonrientes mientras proclamamos la realidad de que de la oscuridad y la angustia relatadas en Isaías 9, nació un hijo, cuyos títulos honoríficos expresan verdaderamente quién es, qué hace y por qué hace lo que hace. Este Señor establece la justicia y la rectitud "desde ahora y para siempre". Al hacer esto, el Señor endereza los entuertos del mundo, trastorna potestades y principados para que el gobierno y el reinado del amor de Dios se extiendan a todos los pueblos. Es una promesa amplia, universal y total en la aplicación del Señor.
De modo que cuando llegamos a Lucas 2, vemos una cuidadosa narración de la sagrada familia en movimiento, atendiendo al censo imperial, pastores en otra escena también en movimiento. Como en un teatro, hay múltiples piezas sucediendo a nivel micro. Pero cuando llegamos al final del pasaje, vemos que lo micro tiene un significado macro y que lo micro forma parte de lo que ocurre en lo macro. Las palabras de los pastores expresan la enormidad de su descubrimiento: se llenan de gloria y alaban a Dios, como María, que reflexiona sobre la gravedad del niño que ahora cuida.
Esta Nochebuena, como todas las Nochebuenas, no es ordinaria. Puede parecerlo porque los textos y las escenas son familiares, como lo son las festividades que todos hacemos en los santuarios de las iglesias, en nuestros hogares, en las mesas de comedor y alrededor de los árboles de Navidad. No es ordinaria porque se nos invita de nuevo a la maravillosa y extraordinaria celebración de lo que están haciendo las huestes celestiales y de lo que ha hecho y hará el pueblo de Dios en todo tiempo y lugar: alabar y glorificar a Dios, ponderar tal magnificencia en nuestros corazones, poner en acción su amor en el servicio. Lo que parecen micro- celebraciones, micro- regalos, micro- actos durante esta Nochebuena a causa de la familiaridad, sepan que el Señor despliega en lo micro- lo macro- de Sus intenciones para toda la creación - traer justicia, rectitud y paz.